lunes, 18 de agosto de 2008

Sueño del crepúsculo


Que tipo de sueños son capaz de tener un asesino como yo?

Casi no recuerdo aquel de hace ya mas de tres años, a partir del cual todo cambio. Despertaba de un pesado sueño y alcance a ver quizá una luz brillante procedente de lo que pareciera una ventana cerca de donde me encuentro, bañando a la habitación con su calidez.

Mi visión borrosa apenas me dejaba distinguir lo que sucedía, incluso las voces de un par de personas se perdían entre murmullos incapaces de comprender. Extrañas voces que sin embargo parecían tan conocidas.
Aun así continué despertando de lo que me pareció un largo sueño.
Una de aquellas personas se acerco a mí sosteniendo cuidadosamente en brazos un pequeño bultito de mantas envueltas. Yo apenas lograba distinguirle. Tal vez incluso me sonrió al verme despierto pero... no se, aun era incapaz de reconocerle por completo. Puso aquel pequeño bultito a mi lado, acostándolo sobre mi brazo mientras me platicaba en palabras que aun no lograba entender concientemente.

Se que en respuesta le sonreí y después voltee a ver quien había colocado a mi lado. Reconocí entre cobijitas, aun un tanto adormilado, a un hermoso ser que parecía tener poco de que había nacido. No lo niego sinceramente me sorprendí y le mire con franca curiosidad.

Seguía escuchando con atención difusa cuando justo comprendi que me presentaban a esa pequeña criaturita mientras miraba en ella unos bellos ojos expresivos de un color azul morado y color de cabello rubio. Era una niña, era sencillamente... mi hija?

Desconcertado se que busque alguna comprensión de lo que sucedía. Acababan de presentarme a mi hija. Volví a mirar ahora con mas claridad a esa pequeña bebita que bostezaba, me provoco tanta ternura y a su vez algo mas, quizá miedo que incluso me obligo a volver a despertar agitado.

Finalmente todo había sido un sueño. Volvía a la realidad. La fría realidad que me había quitado la ilusión de algún día pensar en tener un hijo propio. Una familia. Quizás solo una vida normal. Una vida normal que por mi propia decisión perdí hace ya tanto años.
Owen Schellden. Memorias, 2005

No hay comentarios: